La persecución actual de los cristianos “modernos”
Muy queridos hermanos, en esta ocasión, deseo tocar un tema que, si bien hemos conocido, de la mano de nuestro Magisterio y de toda la historia de la Iglesia, y que ha afectado a millones de personas a través de siglos y siglos de vida cristiana, veremos que es algo que sigue sucediendo, de miles de formas y modos en nuestro tiempos y hasta en nuestro país. En los últimos años hemos visto como la guerra ha azotado regiones como Irak, Siria, y algunas otras naciones del medio oriente, y con ello, se ha encrudecido la persecución religiosa de miles de cristianos, que se han visto obligados a migrar a múltiples naciones del orbe, en búsqueda de seguridad y bienestar. Hemos sido testigos de noticias tan terribles, como las ejecuciones de ISIS, religiosos y sacerdotes secuestrados por grupos subversivos, cientos de laicos cristianos desaparecidos, miles de desplazados, que mueren a causa del hambre o por las condiciones que padecen en esta movilización. Todas estas situaciones, que previamente he mencionado, nos recuerdan las condiciones en que vivían la mayoría de los primeros cristianos, que experimentaban el duro flagelo de la persecución, principalmente por el imperio romano y por todos los detractores de Cristo. Pero ¿eso solo existe en esas tierras lejanas, asediadas por las guerras y los conflictos gubernamentales de varias naciones? ¡Pues no! Eso sucede en muchos países cercanos y hasta el nuestro… y ¡Sí! En Costa Rica hay persecución de los cristianos. Eso sí, de manera incruenta y sin llegar al punto de perder la vida… pero la hay y muchos somos víctimas de ello. Alguno de ustedes, estimados lectores ¿ha padecido alguna clase de acoso y reproche por vivir abiertamente, de forma pública y activa su fe cristiana? ¡Pues yo sí! Y a como a mí, a muchos de igual manera y muy seguido. En estos tiempos de redes sociales y de medios masivos de comunicación, es muy fácil el vilipendiar, a cuantos procuramos nadar contra corriente, la corriente de las ideologías y pensamientos cargados de antivalores, que nos proponen los modelos liberales de gobierno que hoy pululan y que están a la orden del día. Basta que “postees” cualquier cosa en tu muro de Facebook, que deje dicho o entre dicho nuestras posturas o ideales, basados en nuestra fe, vinculando los hechos cotidianos, actualmente en temas como la política – tema que está en boga – y en cuestión de minutos, te sobrarán comentarios de todo tipo, algunos bastante lascivos, cargados de odio, donde te tratan de decir – algunos son muy directos – que uno es una persona ignorante, abominable, inculta, arcaico, puritano, moralista, hipócrita y muchas cosas más, porque eres una persona creyente, que no teme aceptar y vivir su fe de forma abierta. Parte de la sociedad actual, en nuestro país – y realmente es una minoría, pero una minoría muy corrosiva – esta empecinada en erradicar de forma marcial, las creencias y convicciones de la población cristiana – que es la gran mayoría actualmente – tratando de arrinconarla al confinamiento de la práctica privada de nuestras creencias y a la definitiva erradicación de la fe en toda la vida pública del pueblo. Marchan proclamando ignominias contra la Iglesia y de lo que cree el Magisterio, boicotean la trasmisión de la Santa Misa, por televisión y por medios del Estado, tratan de eliminar a Dios, de toda esfera social, estatal y gubernamental, argumentando que ofende o coacciona a las personas que no comparten el mismo credo. Y muchas cosas más, que se mueven por medio de los “hilos” de ciertos lobbys. Para todos esos, cuyos pensamientos están influenciados por ideologías marxistas, comunistas, socialistas y anarquistas, el ser cristiano, es un delito, delito que debe ser pagado, con la marginación, con el imponer un silencio forzoso ya que “el cristiano, es ignorante, sometido, anticuado e incapaz de razonar claramente ya que su creencia no le permite ver, de forma clara la realidad del mundo” Pues bueno hermanos, de todo esto ya nos alertó el Señor; seremos perseguidos por anunciar la Buena Nueva, por proclamar la verdad ante las naciones. Y por eso debemos mantenernos firmes en la lucha; debemos prepararnos cada día más, para “combatir” y resistir todos esos ataques y persecuciones que sufrimos hoy en día por nuestra fe. Debemos orarle mucho al Señor, para que reanime nuestras fuerzas, que ponga en nuestro corazón la sabiduría necesaria para poder tener la palabra precisa, la idea oportuna para hacerle frente a los detractores de la fe. Debemos pedirle humildad y claridad para que en todo momento nos mantengamos firmes, sin desfallecer en esta empresa, en esta tarea de anunciar y denunciar, según la vocación profética que nos fue concedida en el bautismo. Por último, deseo exhortarlos a no tener miedo a lo que nos puedan decir o escribir, debido a nuestra postura de fe y a nuestras creencias, por la verdad Cristo entregó su vida por nosotros y lo mínimo que debemos hacer nosotros, es defender esa verdad, que hoy quieren opacar. Bendiciones, Marco Murillo Sánchez. Fraternidad Evangelii Gaudium.
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