Del dominio de la vista
Paz y bien, queridos hermanos
Al levantarte o salir de casa, haz el propósito de darte cuenta durante el día de cómo usas tus ojos, tu mirada.
Luego, mientras pasan las horas, fíjate en cómo lo haces, cómo miras, sobre todo cuando caminas, andas en el bus o por el campo, por el barrio y cuando estás desocupado.
A medio día y en la noche, haz un recuento: ¿quedas en paz y contento con tus miradas? ¿Te han apaciguado, engrandecido? ¿Te han perturbado? ¿De alguna tienes vergüenza? ¿Has sacado provecho de lo observado? ¿Te ha llevado a pensar o a hacer el bien?
Vuelto a casa, ¿cuánto tiempo has pasado ante la televisión, las redes sociales, el internet? ¿Con algún provecho: descanso, relajación, cultura? ¿No has desatendido a tu familia o algo urgente? ¿Quiere seguir mirando igual? ¿Cambiar? ¿Cómo?
Paz y bien.
Tomado del librito: “Ejercicios espirituales básicos” de Guido Jonquierres, sj.
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