Aquel día amanecerá para los inconformistas

Me agrada pensar que vengo de una estirpe de inconformistas, gente que sabe que saben que este mundo no es todo lo que se le promete al ser humano que hay algo más y vale la pena, qué digo la pena, vale la alegría luchar y dar la vida por eso. 

Los han llamado anacrónicos y yo estoy seguro de que es cierto pues los verdaderos creyentes creen con la valentía de los mártires de los primeros siglos y tienen la esperanza puesta en una mañana que amanecerá para todos por igual. Son anacrónicos que no encajan en una sociedad a la que le molesta la fe comprometida de los creyentes, el valor de los que luchan por valores eternos que le pueden dar sentido a la vida de todo ser humano.

Y les han llamado (este termino me parece cómico) neoindignados, en realidad son, somos los indignados de siempre, los inconformes con una sociedad que quita a Dios de su centro y coloca el placer y lo pasajero en su lugar. Somos los indignados de siempre, lo nuevo son las ideologías que nos vienen de frente y que (la historia nos da la razón) terminan fracasando, como todo intento del ser humano de crear una sociedad opuesta a Dios. Los mismos indignados, incomprendidos desde siempre pues “nosotros predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos, necedad para los gentiles” (1Co 1,23) Pero son los mismo que ha empujones y en medio de zancadillas y tropiezos quieren llevar al mundo hacia la meta original que Dios proyecto para toda la humanidad. Y nos seguirán empujando, tratando de manchar nuestros nombres reduciéndonos a la nada y mientras tanto nosotros seguiremos sonriendo empujando la aurora del nuevo día, porque hay un secreto que alimenta nuestra esperanza; el Señor mismo nos ha dicho:

“Dichosos serán ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía. Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos.” (Mt. 5, 11-12) 

Emmanuel Barrientos Arguedas 

Coordinador Fraternitas EG