En nuestros días a la gente se le hace más sencillo creer en extraterrestres y fantasmas que en Dios
Dice Gilbert K. Chesterton, pensador católico, que “quien no cree en Dios, es capaz de creer en cualquier cosa.” Frase simpática y muy cierta, porque el hombre tiene dentro de sí una especie de ansía de infinito, San Agustín de Hipona nos lo diría con la preciosa frase: “Nos hiciste para ti Señor y nuestro corazón vagará inquieto hasta que descanse en ti” Rahner, en su lenguaje llamaba a ese meta ultima que le da sentido a todo lo que hacemos “Horizonte infinito”. Dios es el horizonte hacia el que caminamos, que esta ya en nuestros corazones poniendo en estos el deseo intimo de alcanzarlo, así Dios es al mismo tiempo presencia y ausencia, es decir, presencia anhelada.
El jesuita francés Teilhard de Chardin, pensaba que toda la creación tiene un movimiento que no puede ser detenido y que la dirige hacia el punto más alto de si misma, donde se realizará plenamente, en este sentido somos como una flecha lanzada al infinito que alcanzará a Cristo por la fuerza misma de su llamada. Santa Clara de Asís decía a Santa Inés de Praga “corramos tras sus huellas”.
Pero la sociedad actual quiere quitarnos a Dios, usando el más antiguo ardid de la serpiente maligna, “es mentira que morirán, se les abrirán los ojos y serán como Dios, conocedores del bien y del mal”, porque nos hemos ido haciendo a la idea de que para que el hombre pueda realizarse plenamente debe matar al “padre” según Sigmund Freud o acabar con Dios desde la perspectiva filosófica de Friedrich W. Nietzsche, pero si el hombre, en su locura, apaga la única lampara que le guía en la penumbra de la noche oscura, acabará por extraviarse en medio del sin-sentido de una existencia que se acaba en la búsqueda del placer en lugar de la felicidad y de lo contingente en lugar de lo eterno.
Así vivimos en una sociedad de consumo, y adicciones, que busca el placer para llenar un vacío infinito, un hambre que solo puede ser saciada por el Pan vivo, verdadera comida, agua viva que sacia definitivamente la sed del hombre que vaga por el desierto de la sociedad sin Dios. lo dicho: “quien no cree en Dios, es capaz de creer en cualquier cosa.”
Emmanuel Barrientos Arguedas
Coordinador Fraternitas Evangelii Gaudium
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