El santísimo nombre de Jesús
- Fraternidad Para la Alegría del Evangelio
- 3 ene 2018
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Cristo se humilló a sí mismo obedeciendo hasta la muerte y muerte en la Cruz. Por lo cual Dios lo exaltó y le otorgó un nombre, que está sobre todo nombre; para que ante el nombre de Jesús toda rodilla se doble, en los cielos, en la tierra y en los infiernos, y toda lengua confiese que Jesucristo es el señor, para Gloria de Dios Padre. (Cf. Filipenses, 2, 8-11) Nuestra Madre, la Iglesia, celebra el Santo Nombre de Jesús durante el tiempo litúrgico de Navidad. Como fiesta litúrgica se celebró por primera vez en 1530, cuando el papa, Clemente VII concedió a la Orden Franciscana el privilegio de poder celebrarlo como oficio propio. Posteriormente, en el siglo XVIII, en 1721, el Papa Inocencio VI la estableció como fiesta para toda la Iglesia latina en el segundo domingo después de Epifanía. San Pío X la trasladó al primer domingo de enero, con excepción de que coincidiera con la Epifanía. En ese caso, se celebraría el día 2 de ese mes. El nombre de Jesús es un nombre impuesto por el mismo Dios: “He aquí que concebirás y darás a luz un Hijo, y le pondrás por nombre Jesús” (Cf. Lc 1, 31). José, como legítimo padre, cumple las palabras del ángel, y en el acto de la circuncisión, le impone el nombre de Jesús “porque Él va a salvar a su pueblo de sus pecados”. Jesús es el mismísimo Yahvé que se encarna en la Virgen María, que se hace hombre como nosotros, y que nos pone en comunicación directa con la divinidad haciéndonos hijos por adopción. Su nombre lo define perfectamente a él y a su misión salvadora. El Monograma del nombre de Jesús Como en la Edad Media el nombre de Jesús se escribía IHESUS el monograma tiene las dos primeras letras y la última de ese nombre: IHS. Muchas veces lo hemos visto representado pero la primera vez que aparece en historia es en una moneda del siglo VIII. San Ignacio de Loyola convirtió este monograma en escudo y símbolo de la Compañía de Jesús. Por eso, la fiesta del Santo Nombre de Jesús coincide con la fiesta titular de la congregación. El nombre de Jesús, nos ayuda en nuestras más grandes aflicciones corporales: “En mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien” (cf. Mc, 16, 17-18). Asimismo, el Santísimo nombre de Jesús, da consuelo en las aflicciones espirituales, pues nos recuerda al Padre misericordioso que ve a su hijo pecador con amor de la misma manera que lo vemos en la parábola del hijo pródigo y del Buen Samaritano. Por otro lado, el nombre de Jesús nos protege del enemigo, nos fortalece para vencer las tentaciones y nos consuela en el sufrimiento, pues el mismísimo Jesús venció al demonio en el sacrificio de la Cruz. En el nombre de Jesús obtenemos toda bendición y gracia en el tiempo y la eternidad, pues Cristo dijo: “lo que pidáis al Padre os lo dará en mi nombre.” (Cf. Jn 16, 23). Por eso la Iglesia concluye todas sus plegarias con las palabras: “Por Jesucristo Nuestro Señor”. Oración ¡Oh nombre glorioso, nombre grato, nombre amoroso y virtuoso! Por tu medio son perdonados los delitos, por tu medio son vencidos los enemigos, por tu medio son librados los débiles, por tu medio son confortados y alegrados los que sufren en las adversidades. Tú, honor de los creyentes; tú, doctor de los predicadores; tú, fortalecedor de los que obran; tú, sustentador de los vacilantes. Con tu ardiente fervor y calor, se inflaman los deseos, se alcanzan las ayudas suplicadas, se embriagan las almas al contemplarte y, por tu medio, son glorificados todos los que han alcanzado el triunfo en la gloria celeste. Dulcísimo Jesús, haznos reinar juntamente con ellos por medio de tu santísimo nombre. San Bernardino de Siena, presbítero. Dr. Alonzo Álvarez Fraternitas Evangelii Gaudium
