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Cómo sobrevivir a la Navidad si no te “gusta”

El ser humano se caracteriza por su pluralidad, por su identidad única, por nacer original. Unos se enferman muy fácilmente de gripe si, por ejemplo, caminan bajo la lluvia; otros, son muy sensibles y lloran viendo una película o escuchando alguna canción triste; y otros, se enferman de verdad cuando van caminando por las calles y en los comercios o algunas casas ya están los adornos y luces navideñas cuando aún ni siquiera ha llegado el mes de diciembre. Gran parte de la sociedad ha perdido la noción del verdadero sentido, de la esencia unívoca de la navidad, pues, en un altísimo porcentaje, se ha obviado su ser, su alma y se la han entregado al consumismo, a la banalidad, a la superficialidad disfrazada con hermosos papeles de regalo y luces de colores, se han dejado llevar por la inmediatez de las acciones, por la tentación del tener, que tanto daño ha hecho y sigue provocando en la humanidad, se han apresurado por ser los primeros en poner adornos y luces, por buscar el árbol más grande y lleno de colores y, al intentar conocer sus porqués, la respuesta más recurrente es que “la navidad se pasa muy rápido”… esa afirmación me ha hecho reflexionar y me ha motivado a hacer un propósito y hasta un cambio de mentalidad a mi manera de ver y vivir el tiempo de navidad: Hacer que mi tiempo sea útil, que no se adelanten las fechas, que todo, absolutamente todo tenga sentido para mí como persona y como creyente, que valore lo que realmente ha de valorarse y que busque y contemple el pilar que sostiene mi vida y por el cuál existe la Navidad: Jesús. Este año ha sido un reto y lo sigue siendo (estamos en el tiempo…), pero para ello, como ser racional, he decidido ir un poco más allá al momento de concebir e interpretar los signos visibles de la navidad [así, con minúscula] y la Navidad, a saber: 1-Las luces: son quizá el signo más abundante para estas fechas, se pueden encontrar en los comercios, en las casas, hasta en las páginas web, en redes sociales. A ellas les asigno un significado especial: son la Esperanza de un mundo feliz, mejor, un mundo donde las personas valores lo que tienen lo que son, un mundo donde un abrazo sea más importante que un teléfono nuevo, donde una cena en familia sea más importante que gastar dinero en tonterías que no necesitamos. Esas luces son esperanza y la fe en la humanidad y equivalen al deseo de mi corazón de una experiencia de Navidad verdadera. 2-Los regalos: un dolor de cabeza para tantos que ven la Navidad como una temporada de gastar y regalar, casi por inercia; regalos a familiares, intercambios o amigos secretos (amigo invisible como lo llamara en mi infancia) en el trabajo, entre grupos de amigos, hasta en grupos de WhatsApp; y eso no está mal, es lindo compartir con quienes queremos, es lindo dar y recibir regalos, pero no es lo esencial. Veamos la síntesis de la evolución de los amigos secretos: Antes: los participantes regalaban lo que querían, con un monto simbólico, no excesivo: la gratitud estaba en el aire. Ahora: los participantes escriben o dicen qué quieren que les regalen (hay amigos secretos con montos excesivos) y hay quienes incluso se enojan si no satisfacen sus deseos: el egocentrismo vence a la gratitud. En fin, como dijo El Principito: “On ne voit bien avec le coeUr, l`essentiel est invisible pour les yeux” (se ve claro con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos) y por ello, debemos tener claro que los regalos más importantes no se pueden comprar con dinero: amor, amistad, hermandad, respeto, la familia y la experiencia de fe. 3-El árbol: Este signo está directamente relacionado con los dos anteriores. Muchas personas se esmeran en tener un árbol enorme, con muchas luces de colores, adornos, cintas hermosas; un árbol que en sus bases tenga una cantidad inmensa de regalos envueltos de forma perfecta sin escatimar en los más mínimos detalles de su decoración; pero todo termina ahí: plenitud exterior, vacío y oscuridad interior. Ahora bien, quiero darle un significado trascendente al árbol, que tenga un sentido que motive y así se pueda contrarrestar todo aquello que produzca síntomas de la enfermedad de la navidad e incremente el gozo y alegría de la Navidad. El árbol debe concebirse como un signo de fortaleza, de valores inquebrantables, de amor, de la misma unión familiar, además, todos sus adornos y luces debemos verlos como la cantidad infinita de bendiciones y gracias concedidas en nuestras vidas. El árbol es la fuente, y los regalos que se encuentran a sus pies, han de ser los frutos que nosotros mismos debemos dar en pro del fortalecimiento la de la familia, de los valores, de procurar hacer de este planeta, un mundo feliz, parafraseando a Aldous Huxley. Que el tiempo previo a la Navidad y la misma Navidad, así con mayúscula, sean para crecimiento personal, para sanar heridas que aún duelan, para sonreír en vez de llorar, para levantarse de cualquier situación difícil que estemos viendo, para enjugarnos las lágrimas si hemos llorado y lavarnos la cara y así comprender la etimología, es decir el origen de la palabra Navidad que proviene del latín Nativitate, que significa: nacimiento de la vida para ti [nati-vita-te] y por ello hemos de mirar hacia lo alto y procurar ser feliz, un día a la vez, porque esta Navidad será distinta y hermosa porque el Hijo de Dios ha nacido para ti. 

Dr. Alonzo Álvarez 

Fraternitas Evangelii Gaudium 


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