Reflexión del Santo Evangelio, I Domingo de Adviento.
I Domingo de Adviento. Reflexión del Santo Evangelio según san Marcos, 13:33-37. “Velad, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa” Paz y bien, queridos hermanos. Como Iglesia Universal, celebramos el inicio de un nuevo año litúrgico, con la esperanza puesta en el encuentro con el Señor, asimismo contamos con una hermosa oportunidad en estas semanas de Adviento, tiempo de espera, de reflexión, de hacer camino, de examinarnos y de revestirnos con la santidad a la que se nos llama. El evangelista nos exhorta con las siguientes palabras : “Mirad, vigilad: pues no sabéis cuando es el momento” , de esta manera nos pide que estemos atentos y nos abre las puertas de un camino que nos conducirá al nacimiento de Jesús; ahora bien ¿qué significa estar atentos? Esta palabra trasciende y alude a varios factores determinantes, entre ellos: a examinar nuestra propia vida, el qué hacemos, la manera en cómo invertimos nuestros dones, nuestro tiempo, la certeza de cumplir la voluntad de Dios a partir de pequeños actos que configuren nuestra vida a la de Cristo, actos mismos que nos irán perfeccionando en las virtudes que han de conducirnos por las sendas de la santidad. No sabemos cuánto tiempo nos espera y por ello, hemos de estar preparados, velando y ansiando la llegada del Señor, con el mismo celo de san Agustín que expresaba: Señor, permíteme morir, pues si no muero, no puedo ir a verte ni contemplarte cara a cara. Debemos habituarnos a vivir nuestra fe, ahí, desde nuestra realidad personal, en nuestras familias, en nuestros trabajos; no podemos ser cristianos de domingo solamente, el Señor requiere de discípulos 24/7, de imitadores suyos; es por ello que debemos velar, seguir a la espera, pero mientras lo hacemos, podamos ser conscientes y arraigarnos a las palabras de san Ignacio de Loyola quien afirmara que “El único error de la vida es no ser santos”. Que la Santísima Virgen María, interceda por nosotros y nos lleve al encuentro de su hijo, Jesús. Paz y bien. Dr. Alonzo Álvarez Fraternitas Evangelii Gaudium Roguemos al Señor para que nos conceda la virtud de la espera santa, para que mientras velamos, vayamos perfeccionando nuestra alma en la santidad. Dios todopoderoso y eterno, al iniciar el Adviento, mantén en tus fieles el deseo de ir al encuentro de Cristo, que puedan servirte a manos llenas, con buenos actos, y con el deseo natural de cumplir tu Santa Voluntad, llena sus corazones con la esperanza de ir a tu encuentro personal y que con sus propias vidas puedan ser testigos de lo que realmente significa amar y servir. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
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