Reflexión del Santo Evangelio según san Mateo (25,31-46).
“[…] hay una cosa que se presenta cada vez con mayor claridad – afirmaba Etty Hillesum - somos nosotros quienes podemos ayudarte a ti y, al hacerlo, ayudarnos a nosotros mismos […] Quizá también nosotros podamos contribuir a sacarte a la luz en los corazones devastados de los otros” y esto parece ser el centro del Evangelio que la Iglesia nos propone para este domingo – domingo de Cristo Rey – un Evangelio que se explica por sí mismo y al que no hay que darle tantas vueltas. Solo hace falta que te preguntes ¿Me he encontrado con Cristo por la calle? Ese Cristo incómodo, que molesta, porque sale a nuestro encuentro como mendigo y pordiosero. San Ignacio de Loyola escribía a sus compañeros de Padua que “la amistad con los pobres nos hace amigos del Rey eterno” y es cierto porque Dios se encuentra más a sus anchas entre los pobres, en sus casas llenas de necesidades y vacías de riquezas que en los palacios lujosos. Dios se ha hecho pobre para enriquecernos a nosotros, si le asistimos a Él, amando al hermano con el mismo amor con el que le amamos a Él iremos haciéndonos de un campo en el Reino eterno preparado para nosotros desde la fundación del mundo. Al atardecer de la vida – decía san Juan de la Cruz – se nos juzgará en el Amor, porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme." Amar es nuestra tarea, la única y la más importante y en cumplirla se juega nuestra salvación. Emmanuel Barrientos Arguedas Servidor Fraternitas EG Pidamos al Señor que podamos participar en su reinado sirviéndole en los pobres y humildes. Oh Dios, Padre de los pobres: Tu Hijo Jesús nació entre nosotros pobre, humilde y dependiente. Abre nuestros ojos, nuestros corazones y nuestras manos para honrarle ahora como nuestro Rey y Señor, acogiéndole en los hambrientos y sedientos, en todos los solos y abandonados, en los refugiados, en los pobres y en los enfermos. Que nuestro amor llegue a ser libre y espontáneo, como la ternura que tú nos has mostrado en tu Hijo. Acógenos en tu reino eterno preparado para nosotros por medio de Jesucristo nuestro Señor.
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