Aquel día amaneció para la juventud

Aquel día amaneció para la juventud Un sacerdote joven con paso decidido andaba a prisa a la Iglesia, a su paso se abría el día y parecían correr aires nuevos por donde el venía. Venía a prisa la noche se la había pasado soñando, sueños de eterna alegría, sueños que más que suyos de Dios parecían. Soñaba este sacerdote y en sus sueños Dios le hablaba, de cosas grandes le hablaba, de proyectos nuevos le hablaba. En sus sueños con María también se encontraba y con ella se consolaba y sus trabajos le contaba y su ayuda le pedía, que por ser Madre de Dios en auxilio de cristianos se convertía. De chico era bueno, y un niño inquieto, un tanto diferente de los otros con una energía que contagiaba vida. Dice su mamá, Margarita, señora buena y recia, valiente como pocas mujeres y que sabía darse a los más necesitados y de la que aprendió sus primeras devociones y el amor incondicional a la Virgen María; que en algún momento de su vida quiso seguir a Cristo como los franciscanos, pero que en sueños quiso Dios hacerle saber que aquella no era su vocación. Era la aurora de aquel día que parecía iluminarse con la luz de aquel sacerdote bueno y es que la noche había caído con todo su pesado velo sobre la juventud no solo de aquel pueblo donde el alba despuntaría, sino en el mundo entero y el amanecer que allá iniciaba alcanzaría también a los de acá, a los de lejos. Que iba a saber Bartolomé Garelli que aquel día amaneció para él y con él para la juventud, ese día don Bosco se convertía en Padre y defensor de los pobres, ese día el joven sacerdote recordaría sus sueños de infancia y la luz que Dios le había puesto en el corazón ardería de tal modo que ya nunca más se apagaría e iluminaría a la juventud de la entera cristiandad y sin embargo él era consciente de que no era suya la luz que transmitía que era la luz de un sol que por medio para el mundo amanecía. Aquel malabarista de Dios, Padre de la juventud haría amanecer para niños y jóvenes un nuevo día, día de alegría, porque la santidad consiste en estar siempre alegres. Ah y don Bosco me ha dicho que te diga que solo tiene un deseo “Verte feliz en el tiempo y en la eternidad”