¿Quién es Jesús?
Paz y bien, queridos hermanos en Cristo.
Cuántas veces hemos oído de cuentos, novelas con finales felices, aquellas que llegan a su término y donde lo que desborda es la alegría extrema, pero esas narraciones ficticias terminan en un momento. Pensé para mis adentro, ¿cómo podría catalogar mi historia con Jesús? , sé que en ella hubo y hay aventuras, miedos, inseguridades, acción, emoción, alegría, y más. No lo sé, no soy director de cine, pero sé que no sería una historia con final feliz, ya que si hablo de final, la muerte no lo es, allí comienza todo, y la felicidad se plenifica, es permanente, constante, pues estaremos en su presencia misma. Entonces podría decir que se asemeja más al Film del Director de cine Wolfgang Petersen y su película “La historia sin fin”, no tanto por su trama, si por su título.
Es tan absurdo, el hecho de que tanto tiempo busque la felicidad, como todo joven, el estar bien, disfrutar, pasarla bien, que viendo a mi madre y hermano, siéndolo en el camino de la fe, haya querido buscar otra receta, otro camino. Hoy de este lado, a más de 10 años de estar al servicio de Cristo, y a 4 años de estar sirviendo en la Pastoral Universitaria Juvenil del Instituto Superior Antonio Ruiz De Montoya, veo que es el mismo error que amigos, parientes, conocido cometen; dando oportunidad al azar, el destino, a esta sociedad tan corrompida, a la tv que influye de manera perjudicial algunas veces en su vida y le comparte e inyecta su forma de pensar y como deben actuar. Creen que allí estará su bienestar, pero teniendo a la vista a quienes ya encontraron el camino, a quienes ya saben que hacer, a quienes saben que Jesús es el único dador de felicidad plena, de esperanza sin fin, lo rechazan y les parece sin sentido, un estilo de vida absurdo, estuve en ese terreno seco, oscuro y sombrío, es por eso que quizás tenga autoridad moral para decirlo, y confirmar que así se piensa, así se actúa, al no mantener la mirada puesta en Jesús.
Jesús es amor, y nos busca mostrándonos cuanto nos ama, a través de lo sensible, la creación, lo que nos brinda, lo agradable que sentimos y recibimos cada día es una caricia de sus manos. Pero algunos muchas veces quedamos ciego por la rutina de ese amor, al punto que nos olvidamos de el y no lo valoramos, y es allí, donde Él toma como método de busca otra pedagogía, para enseñarnos, otro método de búsqueda, un pequeño desorden para que abramos los ojos y comencemos a transitar el camino correcto, a hacer las cosas como debemos y no como queremos. Jesús reacciono así en mi vida, hizo un desorden como en el templo con los mercaderes (Mateo 21:12-16), y parecerá contradictorio pero, ordeno mi vida, y que alegría tan grande es tener el templo limpio y ordenado.
Jesús siempre busco ser mi confidente, mi amigo, nuestro amigo, valora tanto esta relación .Que gran lazo la amistad, que hasta el mismo Jesús opto por tenerla. De sus afortunados 12 discípulos, tuvo un grupo selecto de tres; pedro, juan y Santiago, de ellos, uno más cercano, el pequeño Juan, y hoy, a mí. Pero, ¿que pretende obtener Dios, quien todo lo posee, de un alma tan pecadora y hasta a veces errante como la mía? .Claro está que no quiere recibir nada, sino, dar todo lo bueno que posee, formar una amistad donde no busca beneficiarse, sino, beneficiar sin retribución alguna, más que solo amarlo, y como negarse a tal amor, si se lo gana con tan solo una mirada en su presencia, el Santísimo Sacramento del Altar.
Pude ser testigo de que cuando el temor, azotaba la vida de amigos alejados de la fe, recurrían a un semejante para compartir, que acompañe dicho sufrimiento, una compañía que sea el oído que lo escuche, el pañuelo de sus lágrimas. No digo que esto esté mal, pero siempre los animaba, y animo a que en paralelo, lo hagan con Aquel que cada mañana nos dice “Vengan a mí, los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré” (Mt 11:28).
Jesús recurría a lázaro, marta y maría, para compartir sus alegrías, y porque que no, sus tristezas, pues en todo se asemejo al hombre, menos en el pecado. Tuvo más amigos y no eligió como el más cercano a pedro , aquel hombre de carácter fuerte, que fue a filo de espada a defender a su maestro, y a quien daría la gran responsabilidad de apacentar a sus ovejas (Mateo 21:12-16), no, tampoco a judas, de quien confió tanto al punto de dar la tesorería del grupo, no, nada más y nada menos que a juan, aquel que lo acompaño en cada gota de ese largo camino de dolor, aquel que estuvo ahí sin buscar una recompensa, pero la recibió y ¡¡¡ qué recompensa !!! , la misma madre del salvador.
Jesús con toda su vida acompañado de sus apóstoles nos enseña que la amistad es el hermano a quien elijo y con quien hay un beneficio mutuo no buscado, y que naturalmente ha nacido. Porque si reduzco la amistad a esa compañía de la cual obtengo algo o que me brinda lo que necesito, el día que ya no lo haga, el efecto inmediato será cuestionar esa relación. En la amistad con nuestro Señor encontré y encontramos seguridad, libertad, podemos expresarnos tal cual somos, podemos hablar a la distancia sin distanciarnos.
Cuando encontramos un amigo, encontramos un hermano, y si podemos elegirlo, porque no tomar como elección por excelencia a aquel que tiene un historial sin falla alguna, quien a pesar de saber lo propensos que somos a los errores en cualquier tipo de relación, nos otorga con sinceridad su corazón, como lo hizo con aquel que lo traiciono, aquellos que lo dejaron solos, aquel que lo negó.
Una mano amiga nos espera en cada despertar, y cuando el dolor supera toda reparación humana, ahí está Él, transformando en alegrías nuestras tristezas, el amigo fiel, el tesoro tan preciado, el silencio reconfortante, la palabra justa, el abrazo a tiempo.
La amistad con Jesús no tiene requisitos de admisión, solo tu aprobación a que se siente junto a vos, es a tiempo completo, sin prejuicios, Él no tiene margen de error, jamás los cometió. La amistad con Jesús es como el mar, se ve el principio, pero no el final
Hoy Jesús es para mí aquel que Plenamente dios pudo pedir a millares de ángeles que lo defiendan, pero opto por solo decir 7 palabras en sus últimos momentos, es amor en plenitud. Dios que se hizo Hombre y que cumplió con devoción ese rol, con todo lo que implicaba. No se limito a una vida normal, sino que la llevo al límite, del esfuerzo físico, emocional y espiritual.
Lo conozco como segunda persona de la trinidad, y para mí quien expreso el amor del padre al mundo que necesitaba esa prueba empírica. Para mí es quien teniéndolo todo, eligió encarnarse para no tener nada, y ofrecerlo todo.
Jesús mi salvador, que aunque Él no me pida nada, ni retribución alguna, aunque yo lo diera todo, aun así, sería nada, pero lo valoraría con un inexplicable amor, el mismo que de tan incomprensible, como humano , te llevas a no creerlo, pero con gusto lo quieres aceptar.
Jesús para mi es mi dios, el que aunque gastes tu última oportunidad, tiene miles de últimas oportunidades, las cuales tienen condiciones, pero, inentendiblemente, Él te da el camino, la fuerza, la respuesta para seguir..
El sentido de aceptar ser hijo de Dios, actuar en consecuencia, el de ser misionero de su amor, lo vas a encontrar al transitar el camino, no al pensar transitarlo, y al hacerlo, será placentero, te lo asegura quien ya recorrió kilómetros del amor del Señor. Y puedo poner la firma de que tu decisión, en plena voluntad de acto, de querer llenar aquel requisito para estar en sus brazos con el mismo color de túnica que a Él se lo atribuye, será la clave para que la sonrisa se te dibuje no solo en el rostro, sino también en el corazón.
Hoy Jesús es para mí la clara imagen del accionar del clima, quien se prepara para dejar caer su riego, siendo la tierra quien tendrá el beneficio. Él Jesús también tuvo proceso por agua, espíritu, por sangre, y por esto fue la humanidad que recibió todo el favor, que no pidió, pero que buscaba.
Es un fiel amigo que me elegiría aunque yo haya pasado más tiempo con Él que con mi propia vida, y aun así repita tres veces que no lo conozco y huya despavorido una noche que lo busquen por ser tan inocente. Él es el amor en constante proceso de búsqueda, poniéndome como su principal objetivo. Es a quien pertenezco libremente.
Es para mí el permiso para ver al Padre, es la primera imagen cuando las pestañas se unen para ya nunca separarse, el primer aliento después del último suspiro, mi rincón donde su silencio es la respuesta, el brillo que ilumina la oscuridad de lo que considero mi propia luz, las huellas que van delante de mí, el brazo tendido después de girar la mirada y caer, el perdón antes de pedirlo.
Mi dios, porque le da un claro sentido a querer dejarse morir para poder vivir.
Horacio Javier Ojeda
Instituto Superior Antonio Ruiz De Montoya
Posadas, Misiones Argentina.
Estudiante del 4° año de la carrera de Ciencias Sagradas.
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