Comentario del Santo Evangelio

Del santo evangelio según san Mateo (21,28-32): “El amor se ha de poner más en obras que en palabras”. El Evangelio de este domingo pone una doble contraposición por un lado están los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo, conocedores todos ellos de los preceptos de la ley y de la palabra dada por Dios a los profetas. Ellos como el segundo de los hijos conocían la voluntad del Padre y aunque se comprometían a realizarla ocupados por mil cosas a final no lo hacían Jesús contrasta la actitud de estos primeros con la de los pecadores más bajos en el escalafón social de pueblo de Israel, los publicanos y las prostitutas, estos como el primer hijo de la parábola habían respondido que no a la petición del Padre, pero conociendo la ternura en los ojos diáfanos de un Padre que es Misericordioso, abandonaron su antigua vida de pecado y reconciliados con Dios por medio de Cristo decidieron trabajar en el campo del Padre que es el Reino. San Ignacio de Loyola dice en sus ejercicios espirituales que “el amor se ha de poner más en obras que en palabras”, y san Francisco de Asís animaba a sus hermanos diciéndoles “...y muéstrenle su amor con obras” que tus palabras no queden desacreditas por tus obras, si has dicho si al Señor que te invita a trabajar con Él en el campo de su Reino no te desdigas con tus obras piensa que muchos solo podrán conocer a Cristo por medio del Evangelio de tu vida. Si por el contrario les has dicho que no, mira nuevamente los ojos del crucifijo y descubrirás que en ellos no hay reproche, solo ternura y una misericordia infinita y silenciosamente has que tu vida grite que has sido reconciliado con Cristo y que ahora eres para Él, sea tu vida testimonio del Reino Nuevo que reconcilía en Cristo a Dios con el mundo. Emmanuel Barrientos Arguedas FEG Oremos para que sepamos responder al llamado de Dios con amor y fidelidad. Oh Padre amoroso: Tú no quieres que los pecadores mueran, sino que se alejen de su pecado y que hagan lo que es recto y bueno para que vivan. Tú sabes que somos frágiles y débiles. No dejes de perdonarnos, danos la mentalidad de Jesús, para que con él te digamos Sí con el amor profundo de quienes han sido perdonados. Haznos también misericordiosos para con otros. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.