Comentario del Santo Evangelio

Del santo evangelio según san Mateo (15,21-28) El relato que la Iglesia nos propone hoy nos propone tres actitudes con las que podemos hacer vida el Evangelio: Los discípulos, la mujer cananea y Jesús. Los discípulos o la solidaridad con los que sufren: los discípulos oyen a la mujer que grita pidiendo ayuda, al descubrir el dolor de la mujer los discípulos “interceden” en favor de la mujer. Esta solidaridad es una actitud fundamental para el cristiano. Nosotros no podemos pasar delante del sufrimiento del otro sin conmovernos, hay que dejarse tocar por la realidad. La mujer cananea o la insistencia en la oración: la Mujer cananea no se da por vencida. Parece que Jesús no la oye y sigue su camino, ella sigue gritando y pidiendo ayuda, Jesús le da una respuesta que no esperaba y ella sigue insistiendo hasta que consigue el milagro esperado. Uno de los consejos de Jesús en el Evangelio es orar sin desfallecer y a veces se nos olvida, orar sin desfallecer es tener una actitud de niños que confían en su Padre, de los pobres que saben que lo único que poseen es Dios. Jesús o la constante conversión: Jesús parece restarle importancia al ruego de la mujer cananea, no era de “las ovejas descarriadas de Israel” a las que había sido enviado, era cananea y los perros no tienen porque recibir la comida de los hijos, pero al descubrir la grandeza de la fe de la cananea, Jesús cambia de actitud y empujado por esta fe concede a la mujer lo que ha pedido. Nosotros podemos iniciar nuestras relaciones poniendo delante los prejuicios pues somos seres humanos, pero Jesús nos enseña a dejar de lado los prejuicios y permitirnos ser sorprendidos por los dones que nos traen; nos enseña, además a no sentirnos superiores a los demás sino a ser de verdad humanos y solidarios, sabiéndonos hermanos unos de otros. Emmanuel Barrientos Arguedas Coordinador fraternitas EG Oremos al Padre de todos para que nuestro corazón, como el suyo, se abra a todos. Oh Padre de todos: Hace ya muchísimo tiempo elegiste al pueblo de Israel para dar a conocer tu nombre a todas las naciones. Tu Hijo Jesucristo dejó claro que perdón y plenitud de vida son el tesoro de todos los que creen en él. Haz realmente de tu Iglesia un lugar de encuentro para todos los que te buscan a tientas. Que todos los obstáculos y barreras se eliminen, y que las riquezas de todas las naciones y culturas revelen los mil rostros del amor que nos muestras en Jesucristo nuestro Señor.