Comentario del Santo Evangelio

Del santo evangelio según san Mateo (14,22-33) Hoy estamos aquí gente pobre, / en una pobre habitación; / el viento sopla fuera, / el viento entra. / Ven, buen Señor Jesús, a nosotros, / míranos: /porqué solo tú eres realmente necesario. La escena que nos presenta el Evangelio este domingo me ha recordado los versos del poeta ateo Bertolt Brecht con los que inicio esta reflexión. La ferocidad del viento que entra en la pobre habitación de la pobre gente en el poema es el mismo viento impetuoso que mese con fiereza la barca de los discípulos en ausencia de Jesús. Jesús se ha quedado en tierra para despedir a la gente que vivió el prodigio de la multiplicación del pan y para orar, porque Jesús necesita platicar con su Padre, sentirse Hijo amado. Después y solo después, entrada la noche se dirige a la barca andando sobre las aguas tumultuosas, pero Él es Señor también de esas aguas revueltas. La tormenta que golpeaba aquella barca, debió ser grande porque quienes iban en esta eran, en su mayoría, hombres de mar habituados a las inclemencias del mar de Galilea, pero aquella noche faltaba quien calmará las aguas, quien les diera poder para caminar sobre ellas, faltaba Cristo. Una vez que Jesús sube a la barca, la tempestad se calma y comienza a clarear un nuevo día. Piensa por un momento en aquellas olas que hacen zozobrar la barca de tus proyectos, de tu vida y dile a Jesús, como lo hiciera Bertolt Brecht “Ven, buen Señor Jesús, a nosotros, míranos; porqué sólo tú eres realmente necesario”. Emmanuel Barrientos Arguedas Coordinador Fraternitas Evangelii Gaudium Pidamos que la luz divina nos guíe en medio de nuestras oscuridades Guíame, luz amable, las tinieblas me rodean, guíame hacia delante. La noche es densa, me encuentro lejos del hogar, guíame hacia delante. Protégeme al caminar. No te pido ver claro el futuro, sólo un paso, aquí y ahora.